El sol corre a mi
seis horas al día.
Se pasa las otras seis
huyendo de mi.
Vive un eternidad
en lo oscuro
escondiéndose
dándome luz
cuando le conviene.
Sin razón.
Sin decir porque.
Nomas no se.
¿Qué más puedo decir?
Igual cómo tú,
no me prefiere.