Dios, nunca pensé
que me
fueras dar
vida, cariño, amor, merced. Nunca
lo sentí. Y
ahora entiendo que
es mi misión
servirte. Es mi
entendimiento que soy
un arma de fuego por ti.
Un AK-47 tirando
balas y quemaduras
por ti. Descargaré
en tu nombre,
Señor, sobre las ruedas
del mundo monocromático y
lo bañaré de colores del cielo en alba,
lo esculcaré y pintaré
mi nombre igual como el tuyo
y juntos amaremos a nuestros semejantes
como amamos hoy
los perros,
fieles a sus maestros. Soy
tu bendición y
eres el mío.
Ella lo es también.
Ella pronuncia tu nombre,
y me enseñó hablar
tu idioma,
idioma de dogma,
idioma de fe,
idioma de pálpitos
del corazón, hipo
de bebé, y repeticiones
de carros nauseabundos.
Lo bueno de la vida
es ella, y tu
y yo
lo sabemos.
Lo sabemos como
sabemos cuales muertos
ruegan por nosotros,
ruegan por sus madres,
ruegan por vidrios empañados con
carteles de cloroformo. Dios
santo y sagrado, me dijiste
en un sueño que eres
el poeta, y
te lo creí. Ahora
dime, ¿cuáles son
tus favoritas palabras?